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Primer Día del Ruido Fest: el punto de encuentro para disfrutar de los sonidos iberoamericanos

Así arrancó Ruido Fest, uno de los festivales que se ha convertido en un espacio para celebrar a la música iberoamericana.

La tercera edición del Ruido Fest empezó a lo grande con agrupaciones de todo tipo de géneros unidos por una identidad musical hispana y/o latina. No importa si se trataba de una banda de ska de Venezuela, una banda pionera de electro-pop mexicana, o una agrupación de reggae oriunda de Puerto Rico, el festival y su audiencia los recibió con unas grandes ganas de bailar, empujarse y cantar.

El día empezó en la tarde de la mano de Silver Rose, la agrupación disonante y melancólica de Carla Sariñana, la bajista de Ruido Rosa. Y a pesar de que no había mucha gente viendo, las pocas personas que presenciaron las pesarosas pero tiernas canciones de la banda, quedaron extasiados por haber llegado temprano al festival; la distorsión de la guitarra, aunado a los ecos en la voz, junto con los golpeteos violentos en la batería, le dieron una atmósfera única al evento, una en que no terminaría hasta el final del festival.

 

Adán Jodorowsky fue el encargado de abrir el escenario azul, y a pesar de ser uno de los primeros actos del evento, logró convocar a más  personas que estaban ansiosos por verlo y escucharlo.

Lo curioso de su presentación, más allá de sus personalidad, o del hecho que canta en diferentes idiomas, es que la banda con la que tocó el hijo del  cineasta, se formó a través de redes sociales. Al convocar a músicos en un post de Facebook, Adán encontró una manera muy extraña de improvisar con gente que no conocía, y que de alguna manera, le dieron al show un toque de emoción e impredecibilidad.

Representando a Chile, Gepe se subiría a un escenario en Chicago por primera vez, y al ser su primera presentación en la Chi-Town, el músico se esforzó porque fuera memorable. Cantó feroz , bailó brutal y tocó la batería como un salvaje. Se notaba, sobre todo en las canciones de su nuevo álbum, Ciencia Exacta, mismas que está presentando por todo el mundo.

En ésta ocasión Gepe no traía un chaleco de lentejuelas, tampoco a las bailarinas que amenizan su música, sólo traía pasión por tocar en vivo y un par de músicos que lo acompañaron.

En el Silver Stage, Tritón Soundsystem nos recordó los buenos tiempos del ska, aquellos en los que todavía no sufría mezclas extrañas con otros géneros. Chema Skandal, el artista e ilustrador mexicano, es el que estaba detrás de las consolas, y con un look de rudeboy, le hacía honor a su nombre.

Mientras tanto en el escenario verde, Jessica Hernández and The Deltas hacían lo suyo con un desplante ecléctico de música que oscilaba entre el punk, el rock e inclusive el rockabilly. La energía de Jessica contagiaba a todos los que la veían, y junto con ella, saltaban, se empujaban y gritaban.

Pero el primer día del Ruido Fest no le pertenecía a ninguna de las bandas pequeñas, mucho menos a las que aparecían en grande, sino a una agrupación de ska venezolana que venía a celebrar el 20 aniversario de su cuarta producción discográfica. Se trataba de Desorden Público, quienes fueron recibidos con una efusión y una alegría que muchas agrupaciones envidiarían.

A pesar de no tocar el álbum completo debido al límite de tiempo, sonaron algunas de las canciones más icónicas y populares del disco. “Allá Cayó”, “Molotov Love”, “El Racismo es una enfermedad”, y “Valle de Balas”, fueron canciones que nos recordaron cómo solían ser los conciertos antes de que los celulares existieran; mosh-pits, gente saltando y gritando las letras de las canciones.

Desorden Público se llevó al festival.

Una hora después, una vez que recuperamos nuestras fuerzas del skanking mortíferamente divertido, era turno de Titán de tomar el escenario verde. La banda pionera del electro mexicano no decepcionó, y a pesar de que empezaron con una cara de hartazgo y flojera (después de una larga noche en la que dieron una presentación en L.A.) , conforme iba avanzando su setlist, la banda se prendía más y más, hasta que al final, lograron sonreír. Como acompañante en la batería estuvo Elohim Corona, mejor conocido por ser el baterista de Moderatto. Ahora también le da poder a la música de Titán, el proyecto alterno de su compañero Jay de la Cueva.

 

En el escenario verde, Bomba Estéreo se preparaba para dar una cátedra parecida a la de Titán, pero con ritmos propios de Colombia, su país natal.

La banda liderada por Simón Mejía y Liliana Saumet fue la única que se acercó a Desorden Público a la corona del primer día del Ruido Fest, ya que la banda colombiana sigue teniendo la misma energía que hace 10 años. Tal vez por eso la canción “Soy Yo“, en la que Liliana habla de cómo la edad no la ha cambiado, causó una catarsis en la audiencia.


Fue una hora con 15 minutos de una fiesta que pareció durar menos de 10 minutos. Bailamos tanto que el tiempo se nos fue en un abrir y cerrar de ojos.

Cultura Profética se encargó de darle un final refinado al Ruido Fest con su reggae de sonido casi impecable. La banda de Puerto Rico nos atrapó a todos en un mundo lleno de amor, sensualidad y placidez, uno en la que aunque no estuviéramos pachecos, nos sentíamos en las nubes.